Mal año para el sector aéreo: sólo ha recuperado 1 de cada 3 pasajeros de 2019 pese al aumento de vuelos
El sector aéreo ha sido uno de los grandes damnificados por los cierres y restricciones derivados de la crisis sanitaria del Covid-19. Pese a que su actividad se ha ido recuperando conforme se iban relajando las medidas gubernamentales, la falta de turistas internacionales y la reducción de los viajes de negocios han hecho que hasta septiembre solo hayan viajado uno de cada tres pasajeros de los que lo hicieron en 2019.
Unas cifras que muestran como la recuperación de viajeros es mucho más lenta que la reapertura del sector: en los primeros nueve meses del año se han restablecido la mitad de los vuelos comerciales registrados en 2019. Durante este 2021, si bien es cierto que la frecuencia de vuelos iba aumentando conforme avanzaba la vacunación, el ritmo de demanda por parte de los pasajeros sigue siendo considerablemente bajo.
Una realidad que ha mejorado de manera significativa durante la temporada estival. Y es que, en el periodo que comprende los meses de marzo a octubre se recuperaron cerca del 58% de los vuelos con respecto a 2019 y algo menos en el caso de los pasajeros -un 42% de los niveles prepandemia- en gran medida impulsado por el turismo doméstico.
Los datos del sector aéreo para la temporada de invierno invitan al optimismo con más de 672.000 vuelos programados desde octubre de 2021 a marzo del próximo año. Estos niveles de actividad superan en cerca de un 2% a los registrados durante etapa invernal de 2019. Pese a estas cifras, desde el sector muestran cautela al hablar de recuperación, ya que aunque la buena tendencia registrada durante el verano parece consolidarse en los próximos meses, desde el sector no se espera una normalización de la actividad hasta 2024.
El incremento del precio de los combustibles tampoco ha llegado en el mejor momento. Este gasto supone el 30% del total de los costes de sector, tiene un impacto importante en las compañías aéreas, especialmente en un momento en que tienen que empezar a devolver los créditos que suscribieron para hacer frente a la crisis. El combustible es el principal coste de las aerolíneas, cuyos precios en los últimos tiempos están mucho más altos. Hay compañías que han hecho contratos de carburantes a futuro con un precio cerrado, pero otros no los tienen. Este alza en los precios no puede trasladarse al precio de los billetes, que depende del equilibrio entre oferta y demanda en los vuelos, si no que tendrá que ser asumido por la compañía aérea.
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